domingo, 29 de junio de 2008

SIlueta difusa

Las llagas se resecan como hojas cúpricas.

Mis cuencas acumulan raíces que beben soledad.

Soy una silueta difusa y un reguero de miguitas de pan

hervidas en sangre seca.

Necesito mi cordón de plata.

¿Alguien ha visto mi cordón de plata?

Necesito separar mis ojos de mis pies.

Si me veis, veréis un bello bulévar sin enamorados.

martes, 24 de junio de 2008

La velocidad de las uñas

Extraños aprietan mi pecho y todo se desliza

a la velocidad del crecimiento de las uñas.

Siento la velocidad, más que en mi rostro,

en la asfixia de un pecho envasado al vacío.



Las uñas crecen. Las corto. Crecen.

Todo está acelerado como en una fotografía

de cualquier avenida de una garn ciudad

en plena noche.

sábado, 21 de junio de 2008

Soledad

Mi sombra, en ocasiones, es un lobo
que observa desde el silencio.
Mira, estático, y da pasos brevísimos
pero fuertes.

Y, como si, constantemente, tuviera el sol
tras mi espalda,
ese lobo camina delante de mí, solitario,
pero con paso fuerte.

Entonces, mis palabras también son lobos
y caminan en soledad muy delante mía.
Esperad, por favor, que las alcance al alba.
Habré regresado.

Violines sobre mi espalda

Déjame. ¿Es que no me ves?
Ya no llueve en mi espalda.
Tengo pupas por todo el cuerpo
y apenas recuerdo el nombre
que le di a cada cosa.
¿Tienes algún sitio donde ir?
Déjame, ya no hay nombres
ni violines que toquen valses
sobre mi espalda.

miércoles, 18 de junio de 2008

Globos pinchados

Caen las estrellas como globos pinchados.
Corro tras ellas. Intento impedir que toquen el suelo.
Llueven fugaces y distraídas sin orden aparente,
como la música del valle del viento.
Yo corro tras ella para que no las enfríe el suelo.
Un eco de estrellas muertas me persigue
como avionetas kamikazes tripuladas por el vacío.

domingo, 15 de junio de 2008

Mis manos

¿Has visto mis manos?
Mis labios son azules, como azul es el cielo,
como azul es el olor del cementerio
en la mañana.
Puedes venir conmigo. ¿Has visto mis manos?
En mi garganta llueve arena.
Y cristal.
Era una enorme montaña rodeada de nubes.
¿Besaste alguna vez el Everest?
¿Has visto mis manos? Desistieron anoche de dibujar nubes.

miércoles, 11 de junio de 2008

He llegado

He llegado hambrienta.
Hace días que no como.
Habito en mi reflejo.
Me siento insegura.
Dudo del aire. Tiemblo. Balbuceo.
Mis pies son débiles, casi de papel.
Soy luz ingrávida que apenas lucha.
Soy hambre. Hace días que no como.
Cada decisión es un precipicio, un delirio.
Sudo ante cada puerta cerrada o abierta
como un animal recién destetado.
He perdido peso. He ganado pellejo.
Ya no hay adjetivos bellos para conmigo.
Escribo para asirme a quien me lee.
Así me agarro a la vida.