lunes, 23 de marzo de 2009

Alas y luna

Admito mis miserias
como admití tus alas.
No me pidas que baile
tu felicidad.
Yo no te pedí que no marcharas.
Sé que nunca conseguirás entenderlo.
Siempre seré luna de teta cálida
y mano fría.

viernes, 20 de marzo de 2009

Los libros

En los libros aparece que el hombre creó Manhattan.
Y yo digo que Manhattan fue inventada por Woddy Allen.
También aparece que el tren lo inventó Trevithick.
Y yo digo que lo inventaron aquellos
que no han dejado escapar trenes
como el viajero
que lleva maletas hechas de nubes rojas.

domingo, 15 de marzo de 2009

Primavera

En seis días llegará la primavera.
Me hallará equilibrando en mis pies,
en el cruel ejercicio necesario
de intentar interpretar
constelaciones de estrellas muertas,
mientras,
para mí,
el invierno no cambia de hemisferio
y queda
inhóspitamente alojado
en lo poco que de mí sobrevive.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Mis miserias

Hace noches
que no persigo
arcos iris inexistentes,
Que cesaron
las enredaderas de tiempo
en mis pies...
Ahora las noches
son más cortas y llevaderas.
Pero, admito como cierto,
aunque nunca pensé sorprenderme
ataviada de miserias,
que me quema la fría idea
de que tú no me ames
aunque yo
ya no te amo,
de que tus ojos miren otros ojos
aunque yo
ya no te mire,
de que tu boca llame
a otra boca
aunque la mía
ya no lo haga,
de que seas mínimamente feliz
sin mí.

domingo, 8 de marzo de 2009

Enfermiza

Ese rumor es abismo.
La idea de que otros labios
te recorran,
simplemente,
me enferma y me sacude.

Y aunque reconozco
que no me gusta dejar de ser yo
y hago por estar sola,
también reconozco,
y esto me hace impar,
que necesito enfermar,
ser sacudida con violencia
y hallar mi sangre
sobre mi cuerpo
y el resto de mis lastres,
mientras oigo mi pulso
tranquilizarse
y veo que en mis manos
aún asoma el verso
que nacerá en el horizonte.

jueves, 5 de marzo de 2009

En el anden cinco

A esta hora te estarás aproximando al andén cinco.
Escrupuloso habrás tomado tu maleta.
Andarás mirando tu reloj impuntual
y verás llegar el tren.
Todo esto sucede en el andén cinco.

Como lobos hambrientos
irán y vendrán mujeres y hombres.

Te haces estatua de latido irregular.

Lobos irán y vendrán. Hambrientos,
con los ojos descolgados de sus cuencas.

Murmurará el tren y anunciará su marcha.

En minutos el tren marchará jocoso.
El andén es ahora una ciudad de madrugada.
Aún en el andén,
tomarás tu maleta y te prometerás solemne
que será mañana,
que, de mañana, no pasará.

Todo esto habrá sucedido en el andén cinco.