sábado, 25 de octubre de 2008

La dádiva

Para ti,
dos cantos de muerte
y un bello ramo de aves,
trenzado en sueños,
traigo en mi costado
sangrante.
Todas huelen a incomprensión,
amor
y suicidio
en sus alas.

2 comentarios:

Pedro Luis Ibáñez Lérida. Sevilla. dijo...

Hay lugares que se convierten y no se nombran porque son testimonio mudo. Sin embargo, atesoran la herencia de lo que, sin el fulgor y la brillantez de la excepcionalidad, consiguen crear un rito que se hace costumbre.

Gracias. Es un placer saber de ti y que se entrecrucen nuestros rastros en el camino que nos conduce a los respectivos Cuadernos Poéticos.

Un beso de vida.

Pedro Luis Ibáñez Lérida.

Las manos de Penélope dijo...

Gracias a ti y a tus perlas de lluvia.

Espero que reincidas en tus comentarios.

Otro beso de vida.