Prometimos ser un mismo punto en la memoria
y recordarnos gráciles en el fuego cenital
de un amor que creímos único.
La vida nos ha empujado con alaracas
de pechos de titanio.
Marchaste sereno y seguro
de ser un mismo punto en la memoria.
No nos quedará más lugar común que el olvido.
Jugaste a saber hacia donde correría la lluvia
que caía de las manos.
Y de mis manos sólo ha caído ceniza.
viernes, 30 de enero de 2009
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